Durante la grabación de un podcast de LA ÓRBITA DE ENDOR hace no demasiado tiempo, recuerdo que me encontré amparando el cine de los años 70 frente al últimamente tan intocable cine de los años 80. El debate no se extendió en aquel momento, carentes como estábamos todos los contertulios de argumentos planificados para reforzar nuestras correspondientes posturas. Sin embargo en la mente de un servidor quedó incómodamente injertada la espina de profundizar más para así dilucidar hasta qué punto esta teoría se sostenía, al menos en los agrados cinematográficos personales del que les escribe.
Se trata de un ejercicio osado, quizás sólo al alcance de alguien tan estúpidamente temerario como suficientemente inexperto en la materia a la hora de poder resumir dos décadas de cine para confrontarlas. Por eso el análisis -no carente de algún resultado sorprendente para mí mismo - que se presentará a continuación no es ni ortodoxo, ni completo, ni por supuesto pretende plasmar nada más que la visión de un fan del cine que, a día de hoy se debate entre si es mejor el cine de su infancia o el que fue descubriendo al tiempo que maduraba su afición.