Tras tomarse los autores su tiempo, por fin se ha publicado este mes de agosto la terminación de EX MACHINA. Se ha tratado de un final sin más, mejor para algunos que para otros, pero en la línea de lo que esta ficción últimamente nos estaba ofreciendo. Bueno, quizás un poco por encima de lo que las últimas sagas nos estaban presentando. El preludio a la conclusión es una saga titulada Pro-Life (pro-vida: #45 – 49) que reparte sus esfuerzos por una parte a tratar la implantación de la píldora del día después en NY a la vez que nos presenta una nueva amenaza para el alcalde Mitchell Hundred. Directamente ésta entroncada con el origen de sus poderes. La trama argumental se cierra en Vice, su #50 y último.
Estos últimos números nos han propuesto un esquema similar al habituado, basculando el guión entre la parte superheróica de la colección y la política. Si bien en este caso se ha decantado tanto hacia el lado enmascarado que la trama de la píldora del día después queda a la deriva hasta el punto que se olvidan de ella. Esto no ocurre en favor de una intensa y épica aventura que justifique el llegar al final del camino, sino que una trama que se va cebando de expectativa y emoción se deshincha súbitamente en un final precipitado que busca únicamente el efectismo de sorprender. Tras eso nos llega la segunda mitad del #50 (capítulo doble), donde el lector va atendiendo a diversas escenas concluyentes dentro de la trayectoria de los personajes principales: Bradbury, Kremlin y finalmente Hundred. Buenas ideas que se muestran encapsuladas muy brevemente y resumidas al máximo. Y servidor se pregunta, ¿si había todo esto por explicar, porqué previamente a su conclusión, en EX MACHINA nos estaban brindando historias de lo más mediocres e intrascendentes? En definitiva, que pese a lo decepcionante que me pueda representar, esta resulta ser la parte más interesante del final, aunque su fórmula haya guardado demasiada semejanza con el final de Y EL ÚLTIMO HOMBRE.
Concluyendo entonces, la recta final de EX MACHINA ha demostrado nuevamente el desgaste y el desinterés que tanto su guionista Brian K. Vaughan como el dibujante Tony Harris estaban dejando patente desde hacía ya tiempo en esta colección. No ha sido una conclusión indigna para nada, pero más porque su equipo creativo lo forman dos profesionales con talento que por el esfuerzo finalmente volcado en rematar el producto.
Estos últimos números nos han propuesto un esquema similar al habituado, basculando el guión entre la parte superheróica de la colección y la política. Si bien en este caso se ha decantado tanto hacia el lado enmascarado que la trama de la píldora del día después queda a la deriva hasta el punto que se olvidan de ella. Esto no ocurre en favor de una intensa y épica aventura que justifique el llegar al final del camino, sino que una trama que se va cebando de expectativa y emoción se deshincha súbitamente en un final precipitado que busca únicamente el efectismo de sorprender. Tras eso nos llega la segunda mitad del #50 (capítulo doble), donde el lector va atendiendo a diversas escenas concluyentes dentro de la trayectoria de los personajes principales: Bradbury, Kremlin y finalmente Hundred. Buenas ideas que se muestran encapsuladas muy brevemente y resumidas al máximo. Y servidor se pregunta, ¿si había todo esto por explicar, porqué previamente a su conclusión, en EX MACHINA nos estaban brindando historias de lo más mediocres e intrascendentes? En definitiva, que pese a lo decepcionante que me pueda representar, esta resulta ser la parte más interesante del final, aunque su fórmula haya guardado demasiada semejanza con el final de Y EL ÚLTIMO HOMBRE.
Concluyendo entonces, la recta final de EX MACHINA ha demostrado nuevamente el desgaste y el desinterés que tanto su guionista Brian K. Vaughan como el dibujante Tony Harris estaban dejando patente desde hacía ya tiempo en esta colección. No ha sido una conclusión indigna para nada, pero más porque su equipo creativo lo forman dos profesionales con talento que por el esfuerzo finalmente volcado en rematar el producto.
Metáfora del final: Una imagen interesante y prometedora. Pero inacabada. |
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