Recientemente servidor ha terminado un maratoniano lapso donde una tras otra han ido pasando por la mesita de noche todas las novelas que restaban para agotar hasta la fecha todas de las aventuras del personaje suscrito a este post. Se ha tratado de una lectura que se ha impuesto ella misma, haciéndose hueco de manera a veces casi imposible entre lecturas más prioritarias (Sandman, The Vertigo Encyclopedia, etc.). Pero agotar dichas obras ha supuesto una experiencia grata en contraposición del vacío dejado después. ¿Y ahora qué, cuánto tiempo habrá que aguardar hasta la próxima entrega?
Pero vayamos al principio. Por si alguien no conoce todavía las novelas de The Captain Sadwing Adventures del escritor murciano Arturo Pérez-Reverte, decir que narran las aventuras de Íñigo Balboa, un personaje que siendo niño ha de abandonar su morada en el norte del Reino de España para trasladarse a Madrid. Se podría decir que la vida Íñigo empieza cuando al llegar a la capital pasa a servir como paje al capitán. Han sido, son y serán muchas las peripecias y los lugares por los que trascurren las experiencias vitales del muchacho y su amo, un soldado que es capitán sólo de mote y se gana la vida saliendo y entrando del servicio militar como uno de los temibles tercios españoles del siglo XVII. Y entre licencia y reenganche malvive como espadachín de fortuna.
La saga literaria está compuesta hasta el momento de seis entregas:
1. El capitán Alatriste (Publicada en 1996).
2. Limpieza de sangre (Publicada en 1997).
3. El sol de Breda (Publicada en 1998).
4. El oro del rey (Publicada en 2000).
5. El caballero del jubón amarillo (Publicada en 2003).
6. Corsarios de Levante (Publicada en 2006).
Cabe destacar que todas las novelas contaban en su edición original de Alfaguara con ilustraciones. En un principio se contó con el arte de Carlos Puerta en exclusiva hasta la 3ª entrega (El sol de Breda); compartida entre Carlos Puerta y Joan Mundet la 4ª entrega (El oro del rey); y por Joan Mundet de la 5ª en adelante. Como material adyacente podemos destacar las fantásticas adaptaciones al cómic realizadas de las primeras dos entregas de la serie. Estos cómics contaron ambos con el mismo equipo creativo: Carlos Giménez al guión y dibujos de Joan Mundet. El sello se trataba de DEBOLS!LLO y la editorial que se encargó de presentarnos estos trabajos en 2005 y 2008 no es otra que Random House Mondadori. Hubo otra versión cómic más en 2002, publicada por Alfaguara y recopilando las tiras aparecidas en el diario El País que realizó David Jiménez e iban orientadas más al público infantil. También se diseñaron varios juegos de rol y un juego de tablero, con la intención de expandir aún más el universo creado por Arturo Pérez-Reverte. Tampoco se puede olvidar la adaptación cinematográfica que bajo el título ALATRISTE realizase Agustín Díaz Yanes en 2006, donde un gran elenco de actores nacionales acompañaba a la estrella internacional Viggo Mortensen.
En relación a las crónicas de Íñigo y el capitán, habría que destacar como uno de los elementos más atractivos el sólido contexto histórico que se despliega en todas la obras. También es de agradecer que cada entrega se centre en una particularidad del Reino de España en aquella la época del siglo XVII. De manera que por las suaves láminas de papel de la novela se habla consecutivamente de la vida cotidiana del Madrid de los Austrias (concretamente de Felipe IV) tanto de la plebe como de la corte; de los sumarísimos y severos juicios de la Inquisición; de la dura campaña de los tercios españoles en Flandes (Bélgica); de lo que comportaba para el reino la llegada anual del tesoro de las indias a Sevilla; de la vida y las envidias de los actores y autores teatrales; y por último del conflicto marítimo en que el reino estaba inmerso a lo largo de todo el mar Mediterráneo. Ninguno de los citados temas resulta escaso de figuras históricas verdaderas, tales como el Rey Felipe IV, su valido el Conde-Duque de Olivares o el célebre militar genovés Ambrosio de Spínola (al mando de la campaña de Flandes). Pero sobre todo donde las obras sobresalen es en el uso de literatos, donde aparecen Francisco de Quevedo, Lope de Vega o Calderón de la Barca; y se nombran otros como Luis de Góngora o Miguel de Cervantes. Todos estos actores desempeñando su mejor papel en actos castrenses, refriegas noctámbulas de callejón, conspiraciones palaciegas o tertulias de tabernas y mentideros.
Y llegado el ineludible por más tiempo momento de dictar veredicto, decir humildemente que a servidor esta saga la está pareciendo fantástica. La combinación de aventura, efigie de la época y documental histórico es efectiva, fluida y tremendamente absorbente. Es de agradecer que el escritor Arturo Pérez-Reverte haya conseguido constituir un nuevo mito para la literatura española, un icono que ciertamente ha trascendido su formato originario para ser conocido ya por todo ciudadano de a pié. Pero tal vez alguien se pregunte a cuento de qué viene ahora hablar de estas novelas. A fin de cuentas la última se publicó hace largo tiempo y un aficionado decente a la literatura o a la historia las debería haber descubierto hace ya bastante. Pues la respuesta es sencilla y a la vez puede servir en parte de un elemento más de opinión. Resulta que sabía del capitán desde 2005, con el éxito que levantó El caballero del jubón amarillo. Pero cometí el error de acercarme por primera vez a la figura del escritor de Cartagena a través de su novela Cabo Trafalgar (Alfaguara 2004, que trata la batalla naval acontecida en 1805 entre las armadas Española y Francesa contra la Inglesa) debido a que era un tema del cual estaba muy interesado en ese momento. Sin embargo esta resultó ser una obra de encargo y menor del autor que me decepcionó rotundamente y me distanció de la figura que hoy nos ocupa. No sería hasta 2008, tras ver la película, pensármelo y tener tiempo, cuando me decidí darle otra oportunidad al personaje. Entonces compré su primera entrega y me gustó, pero francamente hasta día de hoy me parece la peor obra de toda la saga. De manera que otro parón más para priorizar lecturas hasta que a finales de 2009 me picó la curiosidad la adaptación al cómic de Limpieza de sangre. En ese momento noté la mejoría en cuanto a trama y decidí seriamente planear un hueco entre mis lecturas, consiguiéndolo finalmente en mayo de 2010.
Como bien he dicho al principio, desde entonces no he dejado estas historias de espadachines y soldados que se entremezclan con acontecimientos que trascienden en muchas ocasiones hasta la mismísima corte del por aquel entonces imperio más poderoso del planeta. He disfrutado mucho, no voy a negarlo. Mi entrega favorita es El sol de Breda, un intenso documental de la vida del soldado español en la contienda de Flandes. También me han encantado El oro del rey, donde los protagonistas pasean genialmente su templanza por Sevilla y Cádiz; y Corsarios de Levante, momento en que servidor piensa que a los personajes se les dota de más profundidad y matices. Otras para mí menos redondas son la antes citada El capitán Alatriste, tal vez por querer contar demasiado en demasiado poco y atropellar hasta cierto punto la trama. También decepciona un poco El caballero del jubón amarillo, porque justo cuando se están aireando los trapos sucios del glorioso teatro de la época de una manera sin igual, la trama gira bruscamente y se olvida del tema para plantar ante los atónitos ojos de lector una sucesión de persecuciones y peleas que, aunque emocionantes y trepidantes, no conectan de manera excesivamente suave con el inicio de la obra. Aunque, en líneas generales, se nota en muchas entregas el fallo recurrente del mal final de las novelas. Sea por un final incompleto y tajante como en El sol de Breda, o porque los agasajos finales que personajes de la talla del Príncipe de Gales o el propio Felipe IV muestran hacia un don nadie como Diego Alatriste y Tenorio son muy poco creíbles. Por no hablar de cómo rechinan con el devenir sincero y pesimista de la saga.
Y terminaré hablando de la película. Para empezar me pareció un gran esfuerzo por parte del cine español. Con grandes caracterizaciones, un elenco de actores más que destacable, así como alguna buena actuación. Sin embargo ya de entrada me fastidió que adaptara toda la saga de golpe, dejando atrás una inmensa cuantía de insuperables momentos. No entiendo porqué no se optó por adaptar una o dos entregas y dejar el resto libre por si había suerte y éxito en la empresa. Pero como si los tijeretazos a la mitología local no fueran suficientes, el guión se ingenia una serie sucesos que nunca han ocurrido en las novelas. Puedo entender que haya que fusionar personajes por el correcto fluir de metraje, que se monte la cronología en otro orden a lo leído, o que se ignoren casi en su totalidad novelas enteras; ¿pero porqué inventaron cosas cuando habían dejado atrás elementos importantes? Esto es algo que me es imposible entender. Aunque a Agustín Díaz Yanes y su equipo tal vez haya que agradecer el hecho de que nos avanzaran parte de los acontecimientos aún por venir. Digo esto porque durante la lectura de Corsarios de Levante (publicada a posteriori) se encuentra un pequeño detalle que ya se contó en la película: la peligrosa situación en la que se pone Íñigo a causa de sus deudas de juego (cuento esto porque es tan minúsculo que no supone ningún spoiler). Tal vez este guiño suponga la primera de una serie de pistas que Pérez-Reverte quisiese que la película mostrara. Si es así, ya tendríamos una de las pocas razones que justificaría re-visionar dicha cinta.
Y con esto queda dicho todo lo que me apetecía compartir sobre la cuestión que hoy nos ocupa. De manera que si me disculpan, me gustaría retirarme si les place a sus mercedes.
“Vuela, pensamiento, y dile
a los ojos que más quiero
que hay dinero.” – Quevedo.
a los ojos que más quiero
que hay dinero.” – Quevedo.
“No me jodáis, don Francisco. Riñamos con quien sea menester, pero no me jodáis”. – Diego Alatriste y Tenorio.
Me has picado el gusanillo de retomar la lectura de las aventuras del amigo Aragorn... digo Alatriste ;-)
ResponderEliminarEsteve, te recomiendo los cómics especialmente, y si te gustan puedes dar el salto a las novelas. La verdad es que las novelas se leen en un suspiro, yo me he leído 2 al mes casi sin tener tiempo libre.
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